En Jaén , de sobra es conocido que un determinado personaje ,dedicado a impartir justicia,fue pillado in fraganti cuando , en el arcén de una carretera nacional y dentro de su vehículo ,una acompañante palanca en mano,no era el cambio de marcha del vehículo,sentenciaba el placer del justiciero.La pareja de la benemérita tocó en el cristal de la ventanilla hasta el dos ocasiones.La sorpresa del ínclito fue mayor ,al igual que la de su acompañante, cuyo molde boquino obtuvo fijeza por oposición.La prueba estuvo chupada.Rápidamente pantalón arriba, cremallera cerrada y pelo atusado,para dar las buenas noches a aquellos vigilantes de la sociedad.Con cortesía demandaron documentación y antes de que su amiga ,experta en el mundo de libar,abriera la guantera para presentar los papeles,el absorto togado increpó al del tricornio: "¡¡Usted no sabe quién soy yo!! y el lagarto respondió: "Pues no, deme la documentación del vehículo y su carnet de conducir".Frunció el entrecejo y pidió a su acompañante los papeles,quizás perdidos en aquel momento y revueltos con tanto nerviosismo.Cuando el civil comprobó de quién se trataba cambió ,cual camaleón ,de color.El verde de su ropa comenzó a mezclarse con el colorado de su cara.¡¡Firmes,arrr!!, a sus ordenes,pueden continuar,buenas noches.Joer,menos cachondeo, gritó el plácido conductor.¡¡Perdón, me refiero a que ...cuando lo decida puede arrancar su vehículo y marcharse!!,dijo el número ,de no muy acertada manera.El implacable agarró un mosqueo ,como diría Jesulín, impresionante.Es más , parecía que se había dado un baño en alta mar,quizás por como sudaba.La práctica jurídica de aquella tarde no salió mal,fue una prueba más que tuvo que hacer el docto actuario,dentro de su trabajo.Una fellatio de justicia.
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