Hay muchos representantes políticos, más de los que uno pudiera pensar, que llevan muy mal la crítica. A lo largo de nuestra historia partidos de uno y otro lado del espectro político han intentado, algunos lo han conseguido, acallar las voces discrepantes con sus postulados, en el ámbito nacional, autonómico y local. Han ido , a escondidas casi siempre,a por el mensajero, a eliminarlo. Lo que ocurre es que los efectos originados por esas maquiavelicas decisiones suelen ser negativos para sus intereses futuros. El tiempo es el rey y manda por encima de todo. La dignidad es su esclava y, aunque protestona, será humillada ,tantas veces como quiera su señor. La dignidad tiene, como casi todo en esta vida, unas medidas.¿Cómo se mide la dignidad?,¿ despidiendo a personas que llevan años luchando para subsistir ?,¿ cerrando espacios para la formación ? ,¿ manteniendo unos servicios públicos mínimos?. ¡Cómo ha cambiado el cuento, Caperucita!. Hambre y cebolla. Ea.
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