Nuestros representantes políticos ,de uno y otro lado,cometen muchos errores y a eso está acostumbrada esta ciudadanía.También a que ninguno pague la equivocación.Quizás si se jugaran su patrimonio otro gallo nos cantaría.La mayoría nunca admite el error y por lo tanto no asume la equivocación.Es aquí donde entra en juego la cabezonería política por la que más de uno se ha visto sentado en el banquillo de los acusados. Nunca se equivocan y están dispuestos a defender su posición ,si fuera preciso,hasta en la cárcel.Casi todos son así, están hechos de la misma pasta,aunque de color distinto.No obstante todos los errores tienen un precio y tarde o temprano se pagan.Casi siempre con dinero del bolsillo del ciudadano.¿Hasta donde llegará la comprensión de los bobos contribuyentes?.Confiar, creer,apoyar...mientras el acusador es acusado y desprestigiado desde la izquierda o la derecha.Dan ganas de retirarse a un convento o a una casa en el campo, lejos del mundanal ruido.Quizás sea eso lo que quieran algunos para que no les estorben las voces discordantes.Algunos-as ,de los que no reconocen sus errores, se han comprado un loro para dar por saco .Ea
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