Vivimos un tiempo calificado de crisis y solo es una estafa,con la que a los ricos les prescriben los delitos y engordan sus sacas de dinero , al tiempo que a los pobres se les suprimen sus derechos.Pronto estaremos en campaña electoral y habría que preguntarle a esos que optan a la presidencia del gobierno y a sus acólitos lo que opinan del tratado de libre comercio; de la reforma laboral; de las jubilaciones; sobre el sistema sanitario y educativo,por la ley electoral y por la justicia,entre otros. Sus compromisos deberían quedar plasmados por escrito con la salvedad de que en el caso de no cumplirlos desde un primer momento tendrían que abandonar las poltronas en las que sus señorías asientan sus posaderas para recibir salarios muy por encima del mínimo interprofesional.Se nos olvida a menudo que el poder reside en el pueblo que pone y quita presidentes.Si eso no lo tenemos claro seguirán pisoteando a los que depositamos el voto en las urnas.Ahora tenemos otra oportunidad que no debemos desaprovechar.La abstención no sirve para nada.
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