No hay nada más que ver las caras de algunos políticos para saber que les cuesta cagar.No sonríen y en su caras agrietadas se reflejan las almorranas que padecen.Quizás sea por eso que opten por trabajar lo justo para engañar al votante.Es el juego de la política , lo que ocurre es que su apuesta es el patrimonio ajeno, el de sus vecinos.El engaño y la mentira llegan cuando se confeccionan proyectos que solo buscan el contento para callar bocas que vienen reivindicando desde años actuaciones concretas , por ejemplo, en el urbanismo.Se les da el visto bueno a protocolos de actuación desde un lado cuando el que tiene que aprobarlo es el otro y no conoce esos proyectos.Algunos dicen que mientras haya juego hay partido pero ocurre que esto no es juego , es algo más serio.Por eso, solo por eso , se deberían aparcar amiguismos, allegados sentimientos ideológicos o favores realizados para luchar por el bien general.Lo contrario tiene otro nombre.Es lunes, hace calor, y en las vías del tranvía, llamado deseo, aumentan las hierbas secas.Las máquinas que tanto dinero costaron a los ciudadanos siguen aparcadas en cocheras sin prestar un servicio que sería esencial para muchos trabajadores y ciudadanos en general.Eso parece que no importa al movimiento vecinal, también sumiso a sus verdaderos señores, los políticos.
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