" Para evitar las críticas, no hagas nada, no digas nada, no seas nada."




lunes, 14 de septiembre de 2015

COORDENADA CERO



La pesadilla había sido bestial. Toda la noche envuelto en aquella nube de polvo y con aquellos ruidos del pistón y el aspirador. No encontraba explicación alguna. Al abrir los ojos llegó la luz. Supe de mi por una mancha en mi mano izquierda. Era de color negro y desconocía su procedencia. Tras investigar en mi entorno descubrí su origen. Había más gotas de aquel pincel en la mesa y al lado un bote de pintura de Gimp. No recordaba haberlo utilizado. En aquel momento no le di más importancia. Salí de casa y caminé hasta coger el autobús que me llevaría a mi lugar de trabajo. Conseguí un asiento pero no dejaba de mirar aquella marca. No crucé ni un solo saludo con mis conocidos a los que causó sorpresa la falta de cortesía. Aquella mancha que no quise borrar me tenía abstraído. Jamás habría  imaginado ese final. Llegué a mi despacho, encendí el ordenador. Mientras la máquina ponía en orden todo el software almacenado el dedo índice de mi mano derecha tocaba aquella mancha. Al abrir el correo electrónico había decenas de notificaciones pero tan solo una extraña. No lo pensé dos veces y al ejecutar  aquel archivo adjunto se propagó una imagen que me produjo una impresión casi caricaturesca .Miré a mi alrededor y el aspecto de  los compañeros era parecido. Mi jefe observó mi raro comportamiento y casi me mete su dedo en el ojo al preguntar lo que me pasaba. Me miré la mano izquierda, la derecha y luego los pies. Me puse aquellas gafas y me acerqué al cuarto de baño. El espejo me ofreció mi anchura, longitud y profundidad. No había bebido alcohol ni consumido drogas. Era una visión desvirtuada. Fue entonces cuando descubrí mi yo. Un prototipo de esta sociedad, eso sí de calidad. Me moldearon con agua y arena al tiempo que me embadurnaban con cera y resina colorada, tal y como he aprendido a hacer con otros. Ahora comprendo mi afición a la tecnología, a escanear y contar la realidad circundante. Soy el producto de un programa informático. A diario escupo el polvo de la celulosa, como de esto.  Son mis vecinos los que después me ofrecen su impresión sobre lo que cuento. Al irme a la cama y quitarme los zapatos he descubierto como me llamo. En la suela de uno de ellos estaba escrito mi nombre, con pintura de Gimp. Esta es la realidad, una simulación. Ahora toca dormir y soñar. Mañana será otro día.

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