Siempre he creído, y así lo he hecho saber a algunos de mis compañeros, que el gran capital de una empresa son sus recursos humanos,el personal.No se trabaja igual cuando funciona el látigo ,la crítica, la presión,el hostigamiento.Por contra ,si el ambiente es bueno, la comunicación es fluida y la crítica sirve para mejorar ,el trabajo puede llegar a ser muy productivo.Los acuerdos de despacho son perjudiciales si no se comparten de forma fluida y bien explicados a los que deben hacer el trabajo.El acatar una orden ,sin mediar palabra alguna, puede ser muy peligroso también para el que la cumple.El desprecio a la clase trabajadora por parte de la patronal es , en definitiva, muy perjudicial para la empresa.Aunque tarde, son muchos los que se están dando cuenta de tal afirmación e intentan poner remedio buscando animadores laborales.Quizás sea ésta una figura que pronto contemplen los convenios colectivos.Los que están arriba suelen olvidar,muy de vez en cuando, a los de abajo.Y ese desprecio tiene unas consecuencias tremendas.Esto que cuento también es extrapolable a nuestro sistema.Cuando un partido político accede al gobierno por el mandato del pueblo suele olvidarse de su principal capital.No me refiero al dinero...que va.De eso no se olvidan.Arrinconan a aquellos imbéciles que cierto día confiaron en ellos,EL PUEBLO.
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