Una casita en el campo es la mejor manera de hacer frente al coronavirus. Las grandes ciudades están masificadas y parece que ya no importan las distancias de seguridad. A la menor ocasión nos quitamos las mascarillas y nos reunimos con los amigos en grupo como si el bicho hubiera desaparecido de la faz de la tierra. No es así y lo estamos comprobando con la importante subida de contagios. Las fiestas navideñas y los magos de oriente nos van a traer de regalo algo que no queremos, carbón. No nos hemos portado todo lo bien que deberíamos. De nuevo tendría que tomar medidas algo más duras, para todos por igual, el gobierno de la nación. Si no lo hace volverá a equivocarse, como en otras tantas cosas. Mientras tanto aquellos que tengan un trocito de tierra y una casa en el campo serán unos privilegiados. No interesa trasladarse a las ciudades porque en lugar de encontrar trabajo se puede hallar la muerte. Salud para todos. Ea
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