Hace algunos años la lectura de un libro me enseñó algo que intento aplicar a mi cotidiana vida para no caer en tentaciones calamitosas.Toda persona tiene unos principios y es cierto que pueden verse alterados por situaciones de amistad.Dice el refrán que quien tiene un amigo tiene un tesoro y es cierto. A veces se actúa con los ojos cerrados y se aceptan obligaciones simplemente por una amistad. No vale ningún profiláctico para evitar alcanzar determinado nivel.Cuando eso ocurre comienza la regresión y la supervivencia. Una vez que terminé de leer ese pequeño pero excitante libro opté por ir a la droguería y comprar una libra de curación.De vez en cuando tomo un poquito de ese medicamento en el intento de mejorar la calidad de mi vida, en lugar de orientarme hacia la tierra del olvido. Firmé aquella receta buscando tener una mejor salud y ser tan solo un poquito más feliz. La incompetencia está a la vuelta de la esquina y el mundo lleno de fracasos. Tengo un amigo que empieza ahora su carrera filosófica.Se llama Sócrates y en su apología dice : Sólo sé que no sé nada. Ea.
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