Dice el refrán que en boca cerrada no entran moscas.Es lo que practican determinados representantes políticos en la ciudad de Jaén.Han aprendido,unos y otros, de Marianico.Dejan que pase el tiempo y la inacción cure los males de esta tierra del santo reino.Avanzan las implacables manecillas del reloj y Jaén se apaga poco a poco.La capital de la provincia aceitunera no prospera y se estanca en un terreno lleno de carteles.Anuncian futuro que, de vez en cuando, mentirosos de poca monta ponen encima de la mesa. Los ciudadanos de la capital circulamos por unas calles rotas, llenas de baches,y a una lenta velocidad.La misma con la que caminamos hacia el progreso. Culpables hay muchos, principalmente aquellos que confiaron en palabras necias y abrieron sus oídos a engañifas.Les hicieron unos contratos temporales que volvieron a ratificar , en las urnas.Los contratados no dan la talla y ahora muchos reniegan de aquella nefasta decisión.Incluso los niegan una, dos, tres o las veces que haga falta.En Jaén hay muchos fariseos.
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