La capital de la provincia de Jaén es pequeñita, coqueta, acogedora...sucia ,antigua, conservadora y poco abierta a cambios que la hagan progresar.Hubo un tiempo ,una etapa política, en la que se abrieron expectativas y la climatología acompañó para poder cambiar el cultivo de esta tierra.Arquitectos urbanistas diseñaron una ciudad del futuro cuyo proyecto quedó relegado al pasado con un cambio ideológico en las urnas. Se construyó un tranvía y esta tierra árida de lagartos iba a tener un parque acuático para el ocio y disfrute de una ciudadanía aburrida que emigra a provincias limítrofes para pasar mejores ratos.Llegaba el dinero ,con los astros alineados,para mayor pesar de determinados regidores municipales.Una presión política que mantenida en el tiempo , quizás , hubiera sacado a este tierra del ostracismo.Hubo elecciones y ,lógicamente, tras los resultados, los salientes dejaron en manos de los entrantes un trabajo que ni han querido ni han podido continuar. Todo pequeñito y bien controlado electoralemente.Ahora solo queda en sus bocas una palabra...la herencia. Los ciudadanos de Jaén aceptaron ese envenenado regalo y tienen proyectos paralizados que han truncado las esperanzas para conseguir una ciudad mejor.Dice el refrán que " otro vendrá que bueno te hará".Tenemos lo que nos merecemos.
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